Este pasado jueves 14 de julio realizamos la presentación “La asombrosa migración de las aves: siguiendo a la Reinita Alidorada con Motus” con el objetivo de mostrar los resultados del trabajo de investigación que hicimos con esta especie en distintos lugares del cantón de Paraíso entre febrero y marzo, pero sobre todo resaltar la obra de un grupo de pioneros paraiseños que hicieron posible la existencia del bosque de uno de los sitios donde trabajamos: el Bosque de Mero.
La Reinita Alidorada (Vermivora chrysoptera) es un ave migratoria que se reproduce en Norteamérica y con apenas 9 gramos vuela miles de kilómetros todos los años a nuestros países neotropicales en busca de alimento y mejores condiciones climáticas. En Costa Rica permanece seis meses en elevaciones media-altas de bosques siempre verdes, crecimiento secundario, charrales y cafetales con sombra. Más de la mitad de la población mundial de la Reinita Alidorada se ha perdido desde la década de los sesenta principalmente a causa de la pérdida de hábitat tanto en sus sitios reproductivos como de invernada.
Hembra de Reinita Alidorada (Vermivora chrysoptera).
Esta ave se encuentra Casi Amenazada según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza y por lo tanto en la mira de varias organizaciones y grupos de trabajo que desarrollan investigación y conservación. El Corredor Neotropical de Migración es un proyecto regional que pretende identificar sitios claves para las aves migratorias en el Neotrópico y con esto saber dónde hay que concentrar esfuerzos de conservación, especialmente para aves vulnerables como la Reinita Alidorada.
Durante un mes Ernesto M. Carman y Paz A. Irola, estuvimos haciendo trabajo de campo en Cachí, Paraíso, Río Macho, Oreamuno y el Bosque de Mero capturando a estas reinitas, a las que se les colocaba un anillo metálico con un número único, un anillo de color para observarlas en el campo y un radiotransmisor (un pequeño dispositivo que emite una señal que es captada por estaciones de monitoreo instaladas en diferentes lugares a través de la ruta migratoria del ave). Al final de la temporada se capturaron 18 Reinitas Alidoradas, de las cuales 17 fueron capturadas en el cantón de Paraíso y 5 fueron detectadas fuera de Costa Rica. Estos datos permitirán comprender mejor la dinámica migratoria de la especie.
Macho de Reinita Alidorada marcado en Río Macho. Puede verse claramente su anillo metálico, de color y la antena del transmisor.
Uno de los sitios de estudio con mayor densidad de esta especie fue el Bosque de Mero, que protege a la naciente del mismo nombre. Este bosque fue reforestado por visionarios que se remangaron la camisa y que con machete en mano y tesón en sus corazones empezaron a sembrar árboles en lo que había sido antes una plantación comercial de helechos. Hoy en día, el Bosque de Mero provee de agua a los paraiseños y de hábitat a muchas especies de aves migratorias y residentes, y a otros organismos.
Reconocer el trabajo, la dedicación y el legado que los señores Claudio Soto, José Manuel Vega, Carlos Chaves, Rafael Araya, María Bejarano y Fernando Meza hicieron hace más de veinte años creando y conservando este bosque supuso el mayor propósito de esta presentación y don Rafael nos hizo el honor de contarnos cómo se llevó a cabo todo ese proceso de reforestación.
Don Rafael Araya durante la presentación. Bosque de Mero, sendero Páez. Foto: Rafael Araya.
Quisimos simbolizar este reconocimiento otorgándoles un cuadro con una figura de una pareja de Reinitas Alidoradas pintada en madera por el artesano costarricense Luis Enrique Jiménez y una dedicatoria de agradecimiento. No todos estos pioneros pudieron asistir a la presentación, pero contamos con la presencia de dos de ellos y la de don Rafael Soto, hijo de don Claudio, quien nos compartió unas palabras sobre la pasión de su padre por la naturaleza aún a sus más de noventa años.
Rafael Araya, María Bejarano y Rafael Soto recibiendo el reconocimiento. Don Claudio Soto recibió el reconocimiento en su casa. Foto: Rafael Soto.
Agradecemos además el trabajo de todos los actores involucrados en la creación y mantenimiento del bosque de la naciente Mero, mismos que fueron mencionados durante la presentación; a la Biblioteca de Paraíso que gentilmente nos permitió el espacio y a todas las personas que nos acompañaron esa noche dedicada a la comunidad paraiseña.
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